IA, "y seréis como Dios..."
- Henry Quesada
- 22 jun 2023
- 3 Min. de lectura

I Parte
En todos los titulares de los periódicos internacionales y algunas revistas especializadas, así como en documentales de cadenas televisivas serias, se ponen sobre la mesa el tema de actualidad: IA (inteligencia artificial).
Promotores y detractores, desde todas las vertientes de conocimiento se debaten y cuestionan esta industria multimillonaria. Se discute la forma de implementarla y los límites a los que puede expandirse.
Aplicaciones militares, científicas, recreativas y lo inimaginable se puede lograr con la IA, manifiestan sus desarrolladores.
Desde hace décadas la humanidad ha venido cohabitando con la inteligencia artificial, lo ha hecho parte de su vida mediante las redes sociales, los motores de búsqueda, teléfonos inteligentes, autos inteligentes, etc. Hoy la generación del nuevo milenio no conciben una vida sin tecnología.
Nunca antes en la historia el ser humano se enfrenta a un desafío tan grande, un desafío que trae consigo peligros inminentes.
No solo por los fallos que pueda tener la IA y sus consecuencias para el usuario, o por los atentados terroristas que puedan generarse mediante hackers, los peligros van más allá.
Es un asunto de la naturaleza humana que tiene que ver con la ética y la moral; los valores de la raza humana.
Para alguno nos han entrenado de forma sutil, para otros, es evidente lo que está pasando.
Primero, el principio de privacidad se quebrantó desde hace muchos años, nuestros datos personales ya pertenecen a las industrias y entes gubernamentales que gestionan estadísticas, evalúan costumbres y nuestra forma de pensar. No hay forma de guardar nuestra ubicación de manera anónima, los sistemas rastrean todas nuestras compras y formas de vida; esto alimenta cada día el “gran cerebro digital”
Pero el problema es aun más profundo y tiene que ver con el orgullo del ser humano, con la prepotencia, la altanería y el deseo incontrolable del poder absoluto; latente en la raza caída.
Desde la creación del hombre en la tierra, lo embarga el deseo de ser igual al Creador. Convertirse en un superhumano, “creador”, cito textualmente Genesis 3:5
“Dios sabe muy bien que, cuando comáis de ese árbol, se os abrirán los ojos y llegaréis a ser como Dios, conocedores del bien y del mal.”
Estas palabras son del relato bíblico que fueron pronunciadas por satanás, representado a través de la serpiente.
No es un tema religioso, es un tema social y real; donde quiero enfatizar solo dos puntos del texto anterior.
Al desobedecer el ser humano al mandato divino, ciertamente se le “abrieron los ojos” como lo dijo la serpiente, pero esto tiene dos sentidos: el primero; tenían más conocimiento, experiencia, distinguían entre el bien y el mal. Y por otro lado; ese conocimiento les endosaba responsabilidad, es decir, al distinguir entre el bien y el mal, eran completamente culpables de sus malas acciones, porque sabían lo que hacían.
Ahora bien, la otra parte de lo que dijo satanás no se cumplió: “llegaréis a ser como Dios”, la parte más añorada por el ser humano a través de los siglos ha sido convertirse en un dios, cosa que nunca logrará, pero lo intentará incansablemente porque es una deuda con su propio orgullo.
Entonces podemos decir que el esquema se mantiene, en la IA existen peligros gigantescos contra la humanidad; va en detrimento de la vida digna, de los puestos de trabajos, de la privacidad… argumentan algunos expertos.
Pero también desvincula la toma de decisiones individuales, porque ahora todo lo decide una máquina, el pensamiento del ser humano se irá universalizando, es decir: el propósito es que todos pensemos dentro de una misma línea, dentro de un mismo ecosistema de ideas. Con el propósito de que las decisiones humanas se homogenicen; creando así una sociedad controlada.
Pero la sociedad hoy guarda un doble discurso: por un lado se enorgullece de haber alcanzado libertades individuales como nunca, pero por otro lado se esclaviza de los movimientos masivos difundidos por las redes sociales, se hace dependiente de a los sistemas automatizados y las instrucciones emanadas de un ordenador o todo tipo de IA que invade los hogares. Es decir, el ser humano no ha podido alcanzar lo que sí es el encargo divino : soguzgar la tierra.
Entonces ¿ La inteligencia artificial es dañina o diabólica?, No, nos adelantemos ... esto lo analizaremos en la próxima entrega de este blog.
Comentarios