La "ductibilidad social" en peligro de ruptura.
- Henry Quesada
- 11 may 2020
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 29 nov 2021
Cada vez más a prisa se mueven las cosas en nuestro mundo, el tiempo debe de extenderse para cumplir con el enjambre de tareas que nos proponemos efectuar a diario. Pero el tiempo es el mismo, las 24 horas del día siguen corriendo, ¿Cómo cumplir con cada uno de los retos?
Por fortuna la tecnología ha hecho que los medios de comunicación sean instantáneos, mediante las diferentes plataformas y dispositivos disponibles. Por su lado los medios de transporte juegan un papel positivo a favor ya que podemos atender varias situaciones en un tiempo reducido y estos cada vez prometen más rapidez y accesibilidad.
Por otra parte, las finanzas empresariales o a nivel personal son sometidas a grandes fuerzas de tensión que permite según las proyecciones; generar mayor beneficio con el mismo aporte. Apoyados en la tecnología se busca tener el mayor rendimiento en los puestos de trabajo con el menor personal posible, así el desembolso por concepto de mano de obra y cargas sociales resulta en descenso.
Cada vez vemos más profesionales en categoría de estudiantes, existe una evidente competencia profesional que corre desmedidamente; las aulas de las Universidades están llenas de “Licenciados” en busca de uno, dos o tres posgrados. La exigencia por alcanzar altos índices de profesionalismo lo reclama la sociedad.
Con estos tres ejemplos breves, quiero referirme a lo que yo llamo la “ductibilidad social”; que es un término analógico, referido a la capacidad que tienen los diferentes grupos sociales de adaptarse y ser sometidos a diferentes exigencias sin perder su humanidad y las características de una sociedad saludable.
Sin embargo, esta ductibilidad al igual que en los metales, se pierde debido a la carga o tensión que han sido sometidos, dando como resultado un debilitamiento o ruptura espontánea con gravísimas consecuencias globales.
Como lo indicamos en los tres ejemplos anteriores, estamos muy cerca del rompimiento social.
Muy cerca del día donde los ágiles medios de comunicación y transporte no sea suficientes, para cumplir con las tareas propuestas, y acarrean secuelas de salud bajo el nombre de estrés. O rompimientos de contratos laborales por incumplimiento de metas. Así como negligencias en el núcleo familiar debido al cansancio y falta de tiempo.
Retomando el segundo ejemplo; vemos que con todas las destrezas financieras más rebuscadas; los medios mercantiles y las tazas de desempleo muestran claramente su derrumbamiento. Las estrategias de negocios se reducen a los más fuertes y aun los más fuertes son golpeados hasta caer.
De igual forma; múltiples carreras universitarias en el grado de la especialización o posgrado no garantizan un mejor empleo, o ingresos superiores. Es posible que el graduado consiga una nivelación o posible oportunidad laboral, pero en muchos casos no corresponde proporcionalmente a la suma del esfuerzo, la inversión de tiempo y dinero invertido. En casos más patéticos, para muchos puestos de trabajo, el profesional de posgrado se encuentre sobre calificado. Y debe optar por trabajar en el exterior, lejos de su familia y ambiente acarreando el deterioro en sus relaciones familiares.
La sociedad no soporta más la carga, pero el cambio se reduce a nivel familiar y sus requerimientos dentro de la realidad, el cambio viene a través del balance entre las auto exigencias y las prioridades de la vida.
Se debe tomar conciencia de la inversión del tiempo, a cuidar nuestro trabajo y finanzas. Saber también que la superación profesional es gratificante pero no lo es todo.
Existen también cosas importantes y con un índice de urgencia muy superior como el disfrute de las cosas pequeñas, las relaciones interpersonales, la familia…

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